UNA CLASE

UNA CLASE
EN UNA CLASE MAGISTRAL

sábado, 14 de enero de 2017

EVOCACIÓN DE LA ANATOMÍA

EVOCACIÓN DE LA ANATOMÍA



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 La cátedra de anatomía  de la Universidad rusa de la Amistad fue fundada por el profesor Demetrio Zdanov, Individuo de Número de la Academia de Ciencias Médicas de la Unión Soviética. Al mismo tiempo Zdanov, quien fue presidente de la Asociación Internacional de Anatomistas, dirigía la cátedra de anatomía del Instituto Médico de Moscu Nro 1, que lleva el nombre de Sechenov, precursor de Pavlov en las investigaciones del sistema nervioso.
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En la entrada de la cátedra hay un cuadro de la Lección de Anatomía del Doctor Tulp , de Rembrandt. Arriba del mismo una inscripción: “Aquí los muertos ayudan a los vivos”. Luego están tres auditorios o salones con mesas de mármol para colocar el cadáver. Con sólo dejar el documento de identificación uno podía retirar réplicas de huesos para llevar a casa y estudiar. En el sótano está la morgue propiamente. Entramos a la clase no más de siete personas con un cadáver. Pero las lecciones magistrales son para todos, se hacen en un anfiteatro amplio y son dictadas por Nina Vasilevna Krilova, una señora gorda pero muy alta, enérgica y dinámica. Una vez se me acercó, me acarició el afro y me dijo: es mejor que un gorro para protegerse del frío.
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Uno recuerda con gratitud a Enma Mujanovna, Pavel Matievichi, Vera Pavlovna, quien hacía investigaciones sobre trasplantes de órganos; Iskrenko, siempre seria y estricta;   Krivski, uno de los organizadores de la morgue y quien solía encender un cigarrillo en cada “pirirrif” (recreo).
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En las pruebas, Kopeikin, un profesor joven, acostumbra hacer un corte con el bisturí en cualquier parte del cadáver y preguntar repentinamente el lugar anatómico que seccionó. En una ocasión Vera Pavlovna,  reprendió a alguien que colocó su gorro invernal sobre la cabeza de un modelo plástico del cuerpo humano. ¡Tenga usted una conducta acorde con su condición de futuro médico, el cuerpo humano es sagrado, respete!, le dijo. Vera Pavlovna también en una defensa doctoral pidió aplazar al aspirante porque el mismo, según ella, trataba irrespetuosa e inhumanamente a los perros en los experimentos.
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Cuando me correspondió preparar unos músculos, en cuanto hice un corte una pelotita de grasa saltó hasta mis labios. Escupí y dije unas palabrotas. Emma, la profesora me llamó la atención por las supuestas groserías. Me defendí negándolas. Entonces me espetó: “no mienta, que por lo menos entiendo del español las mentadas de madre”.
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Una vez Yura, un estudiante ruso  y que siempre estaba deprimido, en una lección con el cadáver de una anciana, observó en el mismo, en un muslo, cerca de los genitales un tatuaje en forma de corazón con un letrero: “Sergio, te amo”. Desde ese entonces Yura andaba más  pensante, más lúgubre y mascullando que vivir es muy triste. Se dan cuenta – dice – la vida es nada, todo se acaba. Esa mujer amó, y ahora está aquí, desnuda bajo nuestros cuchillos. Con el tiempo le diagnosticaron esquizofrenia.
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Estudiábamos anatomía con el libro de Prives . Mikhail Grigoryevich Prives era un anatomista  del Instituto de Medicina  de Leningrado I.P Pavlov, cuyos manuales se usaban en todas las facultades de medicina de la URSS.  Pertenecía al grupo de científicos   encargados de investigar los cambios en sistema cardiovascular durante los vuelos cósmicos.
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El Museo de Anatomía tiene dos pisos. Alberga exposiciones, preparados en formol y huesos de todas las partes del cuerpo humano. Hay una galería de retratos con los más destacados hombres en la historia de la anatomía. Las vitrinas tienen al lado mesas y sillas para estudiar. En el museo hay también colecciones de embriología, antropología y placas de rayos X relacionadas con la anatomía. Iskrenko dirigía los trabajos de disección entre los alumnos y seleccionaba los mejores preparados para dejarlos en las vitrinas .Yo solía entrar a ese recinto con respeto y en silencio como si estuviera en un templo.
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Estuve hurgando en mi biblioteca y sólo encontré un folleto de Krilova sobre miología. Tenía varios de esos libritos, que para mí n un gran valor sentimental, pero los he ido perdiendo de mudanza en mudanza.

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Muchos años después regresé a Moscú y visité la Facultad de Medicina. Fui al museo, entré  a la morgue y visité uno de los salones donde teníamos clases. Allí estaba un grupo de jóvenes con sus batas y gorros blancos rodeando a su profesor. Sobre la mesa de mármol  estaba un cadáver, iluminado por la gran lámpara del techo. Sobre un estante se podían ver  varios atlas y un libro. No precisé si el manual era el de Prives. Ahora hay muchas obras extranjeras traducidas al ruso, como el de Anatomía y Fisiología de Faller.

Pedí permiso y les dirigí unas palabras. Les dije que hace tiempo estuve en este  recinto y estudié anatomía con la misma emoción como ahora lo hacen ellos, emoción que ahora se ha transformado en gratitud y  nostalgia. Me escucharon con mucho respeto y sonrieron para una foto.
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Ahora asocio algunas lecturas con la anatomía. El médico y poeta alemán Gottfried Benn, luego de haber realizado 200 disecciones,  transformó su experiencia anatómica en obra poética. Su primer libro “Morgue y otros poemas” (1912)  rompe con los esquemas estéticos de la época. Su producción poética trata de la muerte, la putrefacción.


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     “Quien no se conmueve ante el dolor humano no tiene entrañas. Quien no filosofa frente a un cadáver no tiene  entendimiento”. Esa frase de Letamendi parece signar la obra de muchos poetas.

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 José  Antonio Ramos Sucre en su poema  deslumbrante  “El Cirujano” nos recuerda la vital función de quienes ya no tienen signos vitales:

   “Yo estudiaba la anatomía bajo la autoridad de Vesalio y me encaminaba  a aquel sitio a descolgar los cadáveres mostrencos. El maestro insistía en las lecciones de la experiencia y me alejaba de escribir disertaciones y argumentos en latín.
      Uno de los adversarios, de origen desconocido, pereció en el duelo. El registro de ninguna parroquia daba cuenta de su nacimiento ni de su nombre.
    Fue depositado en una celda del osario y yo la señalé para satisfacer más tarde mis propósitos de estudioso .Nadie podía solicitar las reliquias deplorables, con el fin de sepultarlas afectuosamente. Yo no salgo de la perplejidad al recordar el hallazgo de dos esqueletos en vez del cuerpo lacerado”.
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     A principios del siglo XIX, en Rusia, un alto representante del Ministerio de Educación exigió renunciar al estudio de la anatomía con cadáveres  “porque es abominable y contrario a Dios usar al hombre,  hecho a   imagen y semejanza del Creador, como preparado anatómico”.  En la Universidad de Kazán los preparados fueron colocados en un ataúd especial para la ocasión y enterrados en el cementerio con todos los ritos fúnebres de rigor.(Vagner, 1986). La prohibición de uso cadáveres humanos para las prácticas de anatomía se mantuvo hasta el Renacimiento, por cuanto se consideraba una ofensa a la dignidad humana. 
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Lambayecano escribió una oración para que el estudiante de medicina  recordara siempre la condición del ser que ahora sirve a todos después de la muerte.

ORACIÓN AL CADÁVER (fragmento)

Al curvarte con la lámina dura de tu bisturí,
sobre el cadáver desconocido,
acuérdate que este cuerpo nació del amor de dos almas;
creció untado por la fe y la esperanza,
de aquella que en su seno lo abrigó;
sonrió y soñó los mismos sueños de los niños y de los jóvenes.
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 En una morgue pensamos en la vida que tuvo quien ahora es el cadáver que yace bajo el escálpelo; pero también meditamos sobre la propia y hacemos indagaciones sobre el significado del existir y los sentimientos contradictorios que siempre nos acompañan. El amor siempre está presente como en el famosos poema de Fernando R. Cesteros:

ANATOMÍA LÍRICA (fragmento)

Llegamos al salón triste y sombrío,
abrimos los estuches de escarlata,
y fuimos todos, sobre el mármol frío,
poniendo el vario instrumental de plata.

Y trajeron la muerta, rebosante
de juventud, espléndida y radiosa ,
desnuda como Venus, deslumbrante
y suave como un pétalo de rosa.
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    El afamado y muy celebrado  poeta español José Hierro escribe un poema que puede remitirnos , fácilmente,  a un estudio tomográfico o angiografía , o tal vez a la virtopsia, esa forma de necropsia con técnicas avanzadas radiológicas, que permite estudiar el cadáver sin abrirlo:

LA LECCIÓN DE ANATOMÍA DE REMBRANDT-TULP

Los tiempos cambian, Rembrandt. No es preciso
romper el coco: no hay que ser violento.
Cójase un vivo, al que sin previo aviso
se le inyecta en las venas un pigmento.
El contraste ni raudo ni remiso,
llega hasta el arrabal del pensamiento.
(Los voyeurs, observando la pantalla
aplauden si el paciente se desmaya).
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Una vez atravesaba en bus turístico las calles de La Haya. Recordé que el Mauritshuis se encuentra el cuadro de Rembrandt “La lección de Anatomía del Doctor Tulp”. Evoqué mis clases al iniciar los estudios de medicina y me acerqué al guía para que me permitiera visitar el museo. Se negó argumentando que no estaba en la ruta; además, dijo: tardaras muchas horas viendo las obras expuestas en esa institución cultural. Insistí: soy médico y sólo quiero ver un cuadro. Lo convencí.






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