EVOCACIÓN DE LA PEDIATRÍA
El
fundador de la cátedra fue la profesora
Feoktista Bogomolaba en 1965. La cátedra
funcionaba y aún funciona el Hospital Infantil Morozovski (морозовская больница), construida por Morozov, un rico comerciante
progresista, simpatizante de los revolucionarios rusos, a principios del siglo
XX. Por mucho tiempo se le llamó simplemente Hospital Infantil Nro 1, pero la
gente lo llamaba “Morozoski”, nombre que ahora es ofical.
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Las clases magistrales era dictadas por Nikolai
Tiurin, mientras que las prácticas estaban a cargo de Nadezhda Fiodorovna Bationina , Natalia Andreivna Mazurina y
otros docentes, en su mayoría, mujeres.
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Todos los libros que usamos fueron escritos por
nuestros profesores, excepto el de Enfermedades Infantiles Infecciosas, cuyo
autor es Serguei Nosov, el cual era texto oficial para todas las instituciones
médicas de la URSS. El libro fundamental era de Bogomoloba y Apolonova
“Desarrollo físico y psíquico del niño y
la metodología para su estudio”. Con esta obra aprendimos las
peculiaridades anatomofisiológicas del niño, los pesos y tallas, según la edad ,etc.
Tiurin escribió muchos libros, como autor único o en compañía de otros de
nuestros profesores: sobre neonatología, alergias, asma bronquial, endocarditis
bacteriana (con Alexandrova y Batiunina), enfermedades del colágeno, etc.
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Con
Tiurin hacíamos las revistas por las diferentes salas del hospital. Era alto,
comedido, vestido de negro siempre. Caminaba despacio con un maletín negro, por
supuesto. Hablaba como midiendo las palabras. Participó en la Segunda Guerra Mundial
como todos nuestros maestros, pero fue el único de ellos que acompañó al general Zhukov en el
desfile de la Plaza Roja en 1945 para celebrar la victoria sobre los alemanes.
Sus investigaciones tenían que ver con el asma en niños. Tenía un programa en
televisión: Mamimnaia Shkola. Es decir, Escuela para madres. Cuando no lo
veíamos en clase, lo veíamos en casa, en
la pantalla.
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Nikolai
Aleksievich Tiurin (1923-2005) nació en
el seno de una familia campesina.
En su infancia trabajó en un koljoz, sembró papas, pescaba y arriaba el
ganado para ayudar a los suyos. Participó en la Segunda Guerra Mundial como
enfermero, pero también como soldado. Estuvo en la Batalla de Stalingrado, el encuentro
bélico más grande y sangriento de todos los tiempos. Participo en los combates
de Kursk, Moldavia, Ucrania, Rumania y Hungría.
Obtuvo
el título de médico en el Instituto Sechenov, publicó más de 300 trabajos
científicos, varios manuales de la especialidad , fue presidente de la Sociedad
de Pediatras de Moscú y dirigió la revista “Pediatría”, la cual circulaba en
todo el territorio soviético. Fue nuestro decano entre 1981 y 1985.
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Tiurin se consideraba seguidor de Filatov, el
fundador de la pediatría rusa en el siglo XIX, y quien describió el signo patognomónico del sarampión, conocido
como Manchas de Koplik, que algunos
denominan “Koplik-Filatov”, pero que los rusos prefieren llamar de “Filatov”, y a veces
“Filatov-Koplik”.
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Decía que la meta de un pediatra “es salvar a
todos los niños, pero eso es un sueño imposible; sin embargo, debemos soñar con
cosas imposibles para obtener resultados positivos”.
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En las celebraciones del Dien Pobiedi (9 de
mayo) Tiurin visitaba la Plaza Roja en compañía de otros veteranos de la guerra
y recordaba el desfile triunfal con Zhukov en 1945. En esos días concedía
entrevistas por radio y televisión y publicaba artículos sobre los tiempos
bélicos que le correspondió vivir.
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Tiurin , muy decente y muy amable, siempre
estaba dispuesto a escuchar y ayudar al
prójimo. Una vez yo estaba trabajando en Siberia con las brigadas
estudiantiles, y un buen día se nos presentó como decano que era.
-¿Cómo están mis muchachos? Espero que muy bien.
Les traje algunos regalos.
Inmediatamente extrajo cajas y bolsas repletas
de golosinas. Luego sacó unos paquetes de cigarrillos, y dijo:
-Bueno, no deberían fumar, pero igual ustedes
fuman, por eso les compré estos cigarros con filtros.
Los cigarros eran marca Stolichni,
una delicia, en aquel tiempo
cuando éramos fumadores, en comparación con la “majorka siberiana”, un tabaco
de baja calidad con el que hacíamos unos pitillos envolviéndolo en papel
periódico.
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En el 2013 Tiurin hubiera cumplido 90 años, por
eso el Instituto Sechenov, la Universidad Estatal de Lomonosov y nuestra
Universidad Amistad de los Pueblos lo celebraron por todo lo alto con reuniones
y publicaciones por el jubileo. Se
emitió un comunicado donde hablaban de Tiurin como un destacado médico y un
gran maestro que ya formaba parte de la historia de la pediatría rusa. El mismo
finaliza así:
“Agradecemos al destino porque tuvimos la
suerte de haberlo conocido y estar al lado de esta persona valiente,
extraordinariamente modesta y bondadosa. El cariño y el recuerdo hacia Nicolai
Aleksievich Tiurin estará siempre en nuestros corazones”.
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Nosotros, los que fuimos alumnos de Tiurin,
también le agradecemos al destino…
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