JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ, PADRE DE LA MEDICINA EXPERIMENTAL EN VENEZUELA.
(Trabajo presentado en la academia nacional de la medicina)
Edgardo Malaspina
José
Gregorio Hernández (25 de octubre de
1864-29 de junio de 1919) con su vida y
obra siempre llamará la atención y será blanco de discusiones y polémicas
ya que representan uno de esos
pocos casos en la historia de la medicina
universal cuando se alcanza la
inmortalidad tanto en los recintos académicos como en los altares: él
representa un hito en la ciencia venezolana y el ideario místico religioso
nacional. JGH fundó fundó en la UCV las cátedras de histología, fisiología y
bacteriología. Con él nació la medicina experimental en Venezuela y en América.
Cuando se dirigía a visitar a sus
pacientes lo hacía con paso rígido, con
la vista al suelo y rezando. Nunca usó maletín a pesar de algunas litografìas
que lo representan portándolo. Tomaba el pulso, medía la fiebre. No usaba
estetoscopio, auscultaba directamente a través de un pañuelo. No se sentaba y
escribía el récipe de pie. Era un médico de estilo antiguo, según Razetti.
Su
popularidad crecía tanto que la compañía telefónica, recién instalada en
Caracas, le otorgó el teléfono número uno para que realizara su trabajo.
EL HOMBRE
Empezando a ejercer su profesión de médico en
los pueblos de la cordillera andina, José Gregorio Hernández se muestra galante
con las mujeres y manifiesta su gusto
por el baile. Sobre una de esas ciudades escribió : “Sus mujeres son muy
simpáticas y agradables ; bailan muy bien, si me guío por la única con que he
bailado una noche en mi casa, con piano; me aseguran que hay otra que baila
mejor que ella. Yo me hecho muy amigo de esa afamada pareja y me ha prometido bailar conmigo la segunda pieza en
la próxima oportunidad”.
En otra parte afirma que bailó
hasta las cuatro de la madrugada un Noche Buena y nuevamente bailó mucho el 31
de diciembre.
José Gregorio Hernández era un hombre de
mediana estatura, más bien baja. Medía
un metro con 60 centimetros. Era
delgado ; cuando ingresó en la orden de la Cartuja pesaba no más de 50 kg . Al final de su vida se
pintaba el cabello y el bigote. Vestía pulcramente y siempre de negro. Pero al
regresar de Italia luego de su frustrado intento de ingresar en la Cartuja cambió radicalmente
de atuendo. Se pintaba el cabello y el bigote de negro.Travieso
dice: : “Vestía acicaladamente trajes
bien confeccionados y a la última moda, se tocaba el sombrero de fieltro
elegante y en armonía con la indumentaria y gustaba calzar zapatos de dos
tonos”.
Hernández también empezó a fumar. Su íntimo
amigo Dominicí escribe : “Ya había
notado yo cuan peripuesto me llegaba el viejo amigo, tan distinto del que había
conocido. Al terminar la comida saca una lujosa cigarrera y brindándome dice :
yo fumo ¿ tú no fumas? Rarezas ajenas a su carácter.”
Por
último es bueno resaltar en este breve esbozo de Hernández - hombre el momento que lo destaca
como patriota. En 1902 los ingleses y los alemanes atacan La
Guaira y Puerto Cabello para cobrarle una deuda al país. Cipriano Castro hace un llamado para defender la patria. Entonces José
Gregorio Hernández olvida su carácter apacible y la filosofía cristiana de
poner la otra mejilla y es uno de los primeros en inscribirse para tomar las
armas como simple soldado.
Uno no imagina a este hombre menudo que
trabajaba duramente en la cátedras
médicas enseñando a sus alumnos, trataba
a su pacientes con esmero y rezaba varias veces al día y que ahora el
pueblo venera como santo, tomando un
fusil y combatiendo en un frente de guerra.
Lo cortés no quita lo valiente.
EL ESCRITOR
Como escrito hace descripciones notables y
hermosas como estas: “La sensación que se experimenta al contemplar
el páramo, es de una naturaleza muerta, llena de desolación y un frío que nos
hiela los huesos ; la luz solar parece más bien una luna, y las atmósfera está
tan enrarecida que es difícil encontrar
aire bastante para respirar y se llega muchas veces a sentir disnea.”
Luego remata : “ En esos lugares, se
experimenta la necesidad de conversar en alta voz y aún de gritar, porque a la
vista de tal soledad con tan poca luz, escaso el aire y la vegetación tan
raquítica, cree uno llegar a la afonía y
hasta la afasia”.
Desde muy joven Hernández se
apasionó por el mundo de las letras. Leía textos traducidos del francés. Le gustaba la lectura
de obras de teatro .Del libro de
Leonardo Fernández de Morantín sobre
los orígenes del teatro español dijo :
“Me doy cuenta de lo útil que es el estudio de las obras de teatro, pues si hoy
que apenas conozco la evolución del teatro español a través de los siglos, me
deleito leyendo algunas de las comedias de las que afortunadamente tengo aquí ;
como gozaría leyendo a Shakespeare en su propia lengua”.
En
“Visión del Arte” las palabras se hilvanan con la belleza y precisión de los
poemas en prosa .En un sueño fuerzas poderosas le hacen una revelación al autor
: “La tarde estaba cálida, tempestuosa y cargada de fluido eléctrico que obraba
implacablemente sobre mis nervios, comunicándoles como unas corrientes no
interrumpidas de malestar. Había tenido durante el día un trabajo fuerte y emocionante, y me sentía con un
cansancio físico muy pronunciado”.
Luego continúa : “A mi alrededor los objetos tomaban formas fantásticas,
moviéndose caprichosamente y agitándose en baile siniestro y lúgubre. En
particular un jarro de viejas flores que estaba olvidado sobre la mesa en que
me había puesto a escribir me producía la ilusión de que estaba haciendo toda
suerte de contorsiones, se inclinaba a la derecha y a la izquierda con cierto
aire de burla, y por último creí verlo que se doblaba más profundamente como si
me hiciera una cortesía, hasta que, tomando vuelo, se desprendió de la mesa y
fue a colocarse sobre la puerta entreabierta de la habitación”.
Más tarde remata: “Entonces pude ver en el dosel del trono en el que se
hallaba el recitante esta inscripción en letras refulgentes : ¡ poesía! ¡ Eres de todas las bellas artes la
más excelsa! ¡Eres el arte divino!...” “Traté de ver si la aparición estaba a
mi lado como antes y nada pude distinguir. Hice un esfuerzo mayor para abrir
los ojos y mirar alrededor, y entonces fue cuando empecé a volver a la
realidad…En el suelo estaban unas cuartillas caídas de la mesa: en una de
las cuales había un renglón medio
borrado en el que pude leer : capítulo segundo del arte”
CULTIVADOR DE LA
FILOSOFÍA Y LAS ARTES
Afirmaba José Gregorio Hernández que la cultura espiritual es más
necesaria que la cultura intelectual , y
explicaba : “Todo hombre puede vivir sin
conocimientos humanos , pero es muy posible
que le desaliente la vida si carece de los rudimentos que le expliquen
las razones de su existencia”.
Hernández otorgaba gran importancia a la
filosofía : “Ningún hombre puede vivir sin tener una filosofía. La filosofía es
indispensable para el hombre, bien se trate de la vida sensitiva, de la vida
moral , y en particular de la vida intelectual”.
JGH Cultivaba también el estudio de las
diferentes artes, gusto que le viene
desde muy niño. “No jugaba como los
otros de su edad, tocaba bien el piano y leía a Plutarco y a Kempis” , escribió
Juan de Dios Villegas en 1919. Durante su estadía en Paris en los tiempos ,
durante el postgrado, de ocio tocaba el violín y asistía a los conciertos
.Luego al regresar al país solía tocar el piano de en vez en cuando. Antes de
ese periodo, en Isnotú, se dedicó a la pintura e hizo varios cuadros.
Sus ideas sobre filosofía y estética las recogió en el libro “Elementos
de filosofía”, publicado en 1912. JGH
estudió en Paris con el profesor Mathías Duval , evolucionista difuso de las ideas de Darwin. Imperaba en Europa,
en esa época, el positivismo de Augusto Comte, y en Venezuela esas nuevas
corrientes del pensamiento filosófico eran difundidas por Adolfo Ernst, Rafael
Villavicencio y Luis Razetti. Se estableció una polémica en el país sobre el
origen de la vida. Hernández intervino con la siguiente posición: “Hay dos
opiniones para explica la aparición de los seres en el universo: el
creacionismo y el evolucionismo .Yo soy creacionista”. No podía reaccionar de
otra manera un hombre con una sólida formación cristiana como la suya. Sin
embargo como investigador era un evolucionista que aceptaba el desarrollo de
los procesos biológicos. Sobre “Elementos de filosofía” de José Gregorio
Hernández, el Dr. Dominici expresó : “No
he leído libro alguno de más terso estilo ni que penetre más espléndidamente en el corazón”.En Elementos de filosofía las
definiciones son certeras, precisas. Citamos algunas entre muchas:
1- La filosofía es el estudio
racional del alma, del mundo, de Dios y de sus relaciones.
2- El sentimiento estético es
desinteresado, universal y necesario.
3- La poesía es de todas las artes
la más excelsa ,es el arte divino. Nada
escapa a su jurisdicción; ella expresa en grado sublime la belleza toda, la
belleza natural, la intelectual y la moral. Su instrumento, que es la palabra,
es lo más bello que hay en el universo después del hombre. La poesía penetra en
el fondo del alma humana, pone en movimiento todas sus actividades, y la
engrandece, porque satisface todas sus aspiraciones artísticas.
4- La música tiene el misterioso
poder de expresar uno a uno todos los sentimientos, todas las pasiones que se
anidan en el corazón del hombre; su lenguaje es entendido por todos en la expresión sentimental, y alcanza el
supremo esplendor en la belleza, al expresar su sentimiento religioso.
5- La pintura aunque silenciosa,
expresa elocuentemente la belleza; su jurisdicción no es solamente la belleza
sensible, sino que por medio de ella se
levanta hasta la belleza intelectual y moral. Una obra maestra de pintura es
semejante a un poema; contemplándola el alma experimenta grandes emociones que
engendran el verdadero éxtasis estético.
EL
SANTO
La
vida de José Gregorio Hernández fue una constante búsqueda de la perfección a
través del sacrificio que implica seguir el camino de la verdad suprema
, en el sentido cristiano de la expresión.
Hernández llegó a ser un hombre religioso
en el más amplio significado del
vocablo. Al levantarse asistía a la misa y después de visitar a los enfermos.
Al medio día nuevamente asistía a la misa. José Izquierdo suponía que Hernández dormía en el suelo en prueba de
sacrificio como un asceta y por eso en la noche no atendía a los enfermos, pues
ese tiempo era para Dios. En 1908
ingresó al convento de la
Cartuja de Founeta en Italia con el nombre de Fray Marcelo.
Pero el duro trabajo físico le fue insoportable. A los diez meses regresó a
Venezuela. En 1913 hizo un nuevo intento
de ser sacerdote en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma. Se enfermó y
fracasó nuevamente en esa empresa.
Hernández tenía como meta combinar su profesión médica con el sacerdocio, el
altruismo como seguidor de Hipócrates con la filatropía de los discípulos de Cristo.Se dijo que era
practicante del socialismo espiritual , esa condición que genera una
solidaridad hacia los más desposeídos y que incluye también una comprensión
clasista más allá de lo material. José
Nuñez dijo al respecto: “Para los pobres, a quienes administraba el oficio del
buen samaritano, tenía él, óleo y bálsamo, por ellos podía velar noches
enteras”.
Estando vivo Hernández ya su fotografía era
colocada en casas y farmacias. Actualmente ésta veneración es un fenómeno
generalizado. Moisés Feldman dice : “Los pacientes, quienes sufren las
consecuencias de la crisis, viene al
hospital a buscar la ciencia y en su pobreza complementan sus limitaciones en
la relación médico-paciente con una estampa de José Gregorio Hernández”.
La vida sin esperanzas es muy difícil
llevarla por eso la gente recurre al mito, el cual no tiene explicación
racional. José Gregorio Hernández es una esperanza y es un mito.Lo conocemos
como milagrero, pero es el padre de la medicina experimental en Venezuela, el
fundador de las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología
Experimental y Bacteriología de la Universidad Central
de Venezuela.
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